Análisis y documentos de historia dominicana

domingo, 15 de febrero de 2015

Mao: Venero de Riqueza. Segunda parte

Por Numas Ramírez hijo
IV

Sus fuentes de prosperidad

La Información, 21 de marzo, 1938.

Para poder apreciar en su justo valor lo que ha significado para la prosperidad de Mao la construcción de su magnífico puente y de las demás obras citadas en nuestro anterior artículo, es necesario haber sido testigos y en ocasiones actores, de los serios peligros que era preciso arrostrar para cruzar la impetuosa corriente del Yaque en épocas de avenidas, pasajeros de una frágil y destartalada barquita, tras de esperar largas horas de turno de pase que la constante aglomeración de automóviles, camiones y peatones dilataba cada vez más; repitiéndose a diario el caso de que personas llegadas a orillas del río a las siete de la mañana rumbo a lejanos destinos, no lograban pasar al otro lado después de las doce m.

Por otro parte, como la tal barca no resistía gran peso se hacía indispensable que la carga transportaba por los camiones fuese apeada y conducida en una nueva jornada del lento vehículo para ser cargada nuevamente al camión deteriorada por el fango y con pérdida de un tiempo preciso para todos. Y aquí no terminaba el suplicio de la ruta, ya que había que ofrecerse formados en pésimo camino carretero que entonces era la vía única habilitada para el viaje de los carros a Santiago.

A la vez que a conjurar estos males que retardaban gravemente el progreso de la región, el puente y su utilísima derivación: la carretera Jicomé-Esperanza-Mao, por la rapidez y seguridad que brindan al tráfico, vinieron a ser acicate poderoso para las actividades agrícolas y comerciales de la común, que muy pronto habría de ver triplicada la producción arrocera para entonces, su principal fuente de riqueza, que en solo dos años del Gobierno del presidente Trujillo alcanzaba ya un promedio de veinte mil quintales anuales.

Testigo ocular de la miseria y desolación de la región comprendida entre la población de Mao y el arroyo Gurabo, en cuyas tierras calcinadas cactus y cambrones daban la penosa impresión de que aquellos lugares serían por siempre rebeldes a los reclamos del trabajo, fuente creadora de riqueza y bienestar, el honorable presidente Trujillo, con la visión profunda con que él solo sabe medir el valor de todo cuanto pueda concurrir al engrandecimiento de la Patria y a la felicidad de sus gobernados, concibió el proyecto de convertir aquellas desoladas llanuras en campos de promisión por el milagro del agua y del trabajo: del agua que es fecundación y es vida; del trabajo que es actividad y paz a un tiempo mismo.

Y a su profética invocación abrióse en la tierra la ancha herida del canal Mao Gurabo afuera, por cuyo cauce habría de deslizarse, entonando salmos de paz, progreso y vida nueva y vigorosa, el agua fresca y cantarina que en nuestra tierra no supo de su bella misión renovadora hasta que la mano taumaturga de Trujillo el vidente puso freno a su loca e inútil carrera hacia la mar inmensa.

Y de la inhóspita llanura brotó como otra bíblica leyenda el milagro de la espiga redentora; y sobre los campos de Playa Grande, Los Pretiles, Jaibón, Cartujo, Valle Jovero, Palero y Gurabo Afuera, el himno de amor y de victoria del trabajo, en la más patriótica y constructiva clarinada, convocó los brazos vigorosos que hoy están forjando, al amparo de la paz de Trujillo, el envidiable porvenir de una de las más laboriosas regiones del país.


V

Sus fuentes de prosperidad

La Información, 24 de marzo, 1938.

Dos provechosas finalidad alcanzáronse con la construcción del canal de riego Mao-Gurabo Afuera: la de permitir al Gobierno crear la colonia agrícola de Jaibón, en donde más de seiscientos agricultores que carecían de tierras propias se han visto convertidos en propietarios de magníficas parcelas irrigadas, gracias a esa sabia política de protección al hombre laborioso, que ha sido constante preocupación del honorable presidente Trujillo; y facilitar a los propietarios de grandes extensiones de tierras obtener el agua necesaria para el riego de esas tierras que durante siglos permanecieron abandonadas, ya que el volumen de agua de dicho canal es suficiente para irrigar la totalidad de los terrenos comprendidos en la zona de riego, convirtiéndose así, tierras y hombres, en positivos factores de la reconstrucción económicas de la República.

De este modo alrededor de ochenta mil tareas de tierra van a dar, dentro de poco tiempo, la contribución de su riqueza a la economía nacional convirtiendo a Mao en un centro de actividad agrícola, comercial e industrial de primera categoría, ya que las posibilidades que ofrecerá a todo género de negocio atraerá sin duda alguna el establecimiento de muchas industrias que serán factores de prosperidad y fuentes de trabajo en donde encontrarán ocupación provechosa nuestras clases laboriosas.

Apenas un año ha transcurrido desde la inauguración del canal de riego que nos ocupa, y ya sus espléndidos beneficios están dejándose sentir notablemente en todas las actividades de la región. Así tenemos que la producción arrocera de la común, que el año pasado alcanzó un promedio de cincuenta mil quintales, no bajará en el año que discurre de ochenta mil quintales, lo que representará una circulación de más de un cuarto de millón de pesos entre nuestros laboriosos agricultores.

Dados el ansia de trabajo que caracteriza al agricultor maeño, y el entusiasmo despertado por los buenos precios obtenidos para la cosecha anterior, gracias a la protección que la producción nacional de arroz brindan las sabias leyes votadas en ese sentido por recomendación expresa del presidente Trujillo; y gracias a los activos empeños con que la secretaría de Agricultura viene cumpliendo las instrucciones del jefe de Estado para que los agricultores de la colonia de Jaibón reciban toda la ayuda necesaria para la más rápida preparación de sus tierras; por todo esto podemos asegurar que para el año próximo la producción arrocera de la común de Valverde alcanzará la cifra de cien mil quintales.

Empero, a la amplia, previsora y sabia política del consagrado estadista que nos gobierno no podía escaparse el perjuicio que representaría para los cosecheros y para propia economía nacional el monocultivo, que traería como consecuencia la depreciación del producto, y de ahí que, vigilante y celoso siempre del éxito de todas sus empresas, dispusiera que la secretaría de Agricultura procediera al fomento inmediato de una gran finca de guineos en Jaibón, no solo para enriquecer con este nuevo renglón la economía de la región sino para que allí encuentren los interesados la cantidad de semillas que necesiten para sus siembras, sin costo alguno.

La lozanía y exuberancia con que las bananeras se han desarrollado en aquellas tierras, que solo esperaban la preparación científica y la suprema bendición del agua para igualarse en fertilidad a las mejores tierras de la República, están llamando poderosamente la atención de los agricultores, de tal modo que son muchos los propietarios que están dedicando buena parte de sus terrenos a la siembra de guineos, estimulados por la poca inversión de dinero y la escasa atención que requiere el fomento de tal cultivo, y por su provechoso rendimiento que no baja de doce pesos por cada tarea.

Esta espléndida plantación de guineos fomentada por el Gobierno está situada a orillas de arroyo Gurabo, en el mismo sitio donde se construyó la hermosa “caída” terminal del canal Mao-Gurabo Afuera, ofreciendo a la admiración del viajero uno de los más bellos panoramas que imaginarse puedan, cuya contemplación pone en el espíritu esta sensación de alegría y de orgullo patriótico que produce el ver cómo va trillando senderos de engrandecimiento y de riqueza la Patria amada, a la que el glorioso Cincinato dominicano ha insuflado el aliento vital de su fecundo optimismo y la fuerza de su brazo vigoroso que solo sabe de creaciones maravillosas.

La construcción del canal de riego a que nos referimos ha sido la expresión más elocuente y sincera de cómo siente el presidente Trujillo el dolor y la miseria del agricultor maeño, que en lucha constante con la inclemencia de la naturaleza agotaba año tras año, sus energías para confiar el surco improductivo la esperanza, siempre fallida, de una buena cosecha que compensando sus afanes llevara regocijo y bienestar a la prole hambrienta.

VI
Sus fuentes de prosperidad

La Información, 28 de marzo, 1938.

Al vigoroso impulso dado a la producción agrícola en la zona de riego, con el establecimiento de la colonia de Jaibón (arroz, guineos, plátanos etc., en gran escala) debemos sumar el aumento logrado en los cultivos de las zonas altas, en donde el reparto de tierras a todos los que carecían de ellas ha permitido la preparación de centenares de conucos dedicados actualmente, casi en su totalidad, a la siembra de tabaco.

Nosotros, que en eficaz prédica agrícola y de interés general recorrimos últimamente todas las secciones de la común en compañía del presidente de la Junta Comunal Protectora de la Agricultura y del Síndico municipal, tuvimos oportunidad de palpar de cerca el entusiasmo con que nuestros agricultores han acogido la campaña sobre siembra de tabaco llevada a cabo por la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de Santiago; y por ello estamos en condiciones de asegurar que la cosecha de tabaco de la común será la mayor de estos últimos veinte años.

El producido económico de este renglón agrícola, unido al de la espléndida cosecha arrocera que tenemos en perspectiva, cerrará las puertas de la crisis económica que por largos padeció nuestro laborioso campesino haciendo más halagüeño, envidiable, el porvenir de la región que de manera entusiasta y provechosa responde a los reclamos de la gran cruzada que se lleva a efecto por alcanzar el mayor grado de florecimiento y prosperidad para la República.

Empero, no habría de detenerse así la ya imponderable y singular protección que nos ha dispensado el generoso y patriota gobernante cuyos alientos progresistas no saben de fatigas ni dificultades; y a la creación de estas valiosas fuentes de riqueza sucede la construcción de una magnífica carretera que partiendo de la población de Mao atraviesa toda la zona de riego para unirla, en amoroso y fraterno abrazo, con las poblaciones de Guayubín y Sabaneta.

Esta obra es de una importancia vital para nuestra común, en primer lugar porque ella asegura la más fácil y rápida extracción de los diversos productos de la zona irrigada hacia todos los mercados de la República; y en último término porque dicha carretera convertirá a Mao en centro obligado de la actividad comercial en cuatro comunes, ya que el fácil acceso a su mercado y su cercanía a las poblaciones de Guayubín, Sabaneta y Monción, permitirá a los comerciantes de dichas comunes obtener en Mao, con una mayor economía y rapidez, los artículos que requieran las necesidades comerciales de aquellas plazas.

Esta carretera, cuya mayor parte está completamente construida, unirá a su utilidad comercial la belleza del magnífico espectáculo que ofrecerán a los ojos del viajero el oro rubicundo de los arrozales en flor, el “verdor insolente”, que diría el poeta, de los injuriosos platanales, y en el horizonte de la tarde que muere la maravilla de un crepúsculo maeño.

La construcción del monumental canal “General José Estrella”, la obra cumbre del riego en la República, y la excepcional significación para el futuro de la común de Valverde, será motivo de nuestro próximo artículo.

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