martes, 17 de enero de 2017

La Corrupción: El gran mal dominicano

Por Rafael Darío Herrera


Desde la fundación del Estado dominicano la corrupción ha devorado una cantidad inconmensurable de millones de pesos del erario, con la excepción de los gobiernos de Ulises Francisco Espaillat (1876) y Juan Bosch (1963).
El dictador Trujillo y su familia no solo fue un gran corrupto sino que se apropió de todos los recursos del país incluidas hasta las propias mujeres a las que denigró salvajemente y ni hablar de los más de 50 mil dominicanos que asesinó y de los otros tantos que torturó. El dolo, el fraude y el engaño penetraron todos los intersticios de la sociedad y se conocieron formas inéditas de ilicitud.

Durante la dictadura no había distinción entre los bienes estatales y los del déspota.

Al caer el régimen de fuerza asumieron el poder grupos que se entregaron a devorar la riqueza que los herederos de la dictadura no pudieron retirar del país y a depredar el patrimonio nacional.

Durante los Doce Años el presidente Joaquín Balaguer, formado a la sombra del despotismo trujillista, no solo vulneró todos los derechos ciudadanos y desarticuló el movimiento obrero, sino que también propició que la burocracia civil y militar continuara adueñándose de los recursos públicos y más de 300 personas acumularon fortunas considerables.

Las modalidades de corrupción incluían sobornos, contrabandos, sobrevaluación de obras, cobro de comisiones para la obtención de contratas de obras públicas, importaciones masivas sin pagar impuestos que implicaban una competencia desleal y en general múltiples operaciones fraudulentas. Cuando el saqueo desmedido de los bienes públicos alcanzó una magnitud extraordinaria y ante el clamor de la opinión pública el propio presidente Balaguer llegó a proclamar que la corrupción se detenía en la puerta de su Despacho con lo cual admitía su existencia y se declaraba impoluto.

Los gobiernos del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), en los que el pueblo cifró grandes expectativas, y que sucedieron la semidictadura balaguerista también perpetraron numerosas acciones dolosas, sobre todo algunas personas del entorno del presidente Guzmán lo cual sumió a este en un estado depresivo y a la postre lo condujo al suicidio. En los círculos financieros de Santo Domingo era vox populi las numerosas transferencias de recursos a bancos del exterior así como el cambio de pesos a dólares.

Al segundo gobierno del PRD le correspondió enfrentar la debacle económica e implementar un programa de ajustes financieros con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que deterioró de manera significativa el nivel de vida de los dominicanos aunque también permitió la corrupción de grupos vinculados tradicionales la corrupción de algunos de sus funcionarios.

La llegada al poder de Leonel Fernández y el Partido de la Liberación Dominicana generó expectativas de frenar la corrupción en tanto muchos sectores de la población percibían esa organización como una reserva moral del país.
Sin embargo, en lugar de enfrentar la corrupción y fortalecer las instituciones públicas, durante los gobiernos del PLD se ha desatado la corrupción más intensa de la historia de nuestro país. ¿Qué personaje de la historia dominicana ha logrado apropiarse mediante la corrupción de una fortuna superior a los 27 mil millones de pesos como lo hizo Félix Bautista?

El PLD ha ido en contra de todos los preceptos éticos pregonados por su líder, el profesor Juan Bosch. Sus dirigentes, con muy pocas excepciones, se han envilecido en el poder. Han depredado los recursos públicos hasta el punto de que al PLD lo han conceptuado como un partido cartel.

Pocos dirigentes del PLD han heredados grandes fortunas o trabajado fuera del Estado y sin embargo exhiben fortunas descomunales, u obscenas como la calificó un escritor recientemente, como es el caso de Leonel Fernández a quien una generación de dominicanos lo veía como portador de ideas progresistas y en cambio su accionar político lo delata como un político vulgar a pesar de su compresión académica de los problemas sociales.

Con 17 años en el poder el PLD no ha podido resolver ninguno de los males sociales dominicanos. Por el contrario, exhibimos bajos índices de desarrollo humano en todos los renglones. Este partido solo ha gobernado para favorecer el enriquecimiento de sus dirigentes que actúan con plena impunidad.

Junto a la corrupción el PLD ha instalado un ignominioso sistema clientelar que mantiene desmovilizado a un gran sector de la población que le permite reproducirse en el poder.

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