miércoles, 18 de junio de 2014

LA HISTORIA DE DESIDERIO ARIAS (*)

Señor Director:

En su edición del día 6 de diciembre del presente año, y en la columna “Desde mi ángulo", escribe mi amigo Bolívar Belliard Sarubbi un artículo con el título “Cómo conocí al general Desiderio Arias”. No había hecho aclaraciones a este artículo, esperando conseguir y leer el suplemento de El Caribe de fecha 27 de noviembre de 1982 escrito por Reyna Alfau y titulado “Desiderio Arias: un caudillo noroestano”, ya que en su escrito Belliard hace mención de este.

El amigo Belliard Sarubbi está completamente perdido en lo que se refiere a la entrevista Arias-Trujillo y más perdido todavía en lo referente a la posición tomada por mi padre Salomón Haddad en dicho encuentro. En primer lugar, la entrevista no fue en Gurabo sino en Mao, en la casa No. 56 de la calle Máximo Cabral donde vivía el señor Agustín Hernández, de nacionalidad española. En la actualidad esta casa está ocupada por la Corporación Dominicana de Electricidad. Segundo: mi padre no era hombre de tirar por la espalda, y eso se puede comprobar si se pregunta a las personas que lo conocieron y que todavía viven en Mao.

Lo que pasó fue lo siguiente: Desiderio y Trujillo acuerdan reunirse en Mao, en la casa de don Agustín Hernández y doña María, su esposa; Trujillo llega acompañado de Manuel Evertz, diputado, y quien había mediado para la celebración de la reunión, también llegaron otras personas, muy pocas, acompañando a Trujillo; este pone su arma encima de una silla y entra en la habitación donde lo esperaba Desiderio.

Al poco rato salen y según me contó hace muchos años doña Lucila Guerra de Ellis Cambiaso, quien era el médico de la familia y de Desiderio, Trujillo dirigiéndose a mi padre le dijo: “Salomón me dicen que tú vives hablando mal de mi”, a lo que mi padre contestó: “es cierto, y eso lo hago porque usted no cumple sus promesas, usted dice una cosa hoy y mañana hace otra. Cuando usted cumpla su palabra entonces creeré en usted”.

Cuenta la leyenda que en esa ocasión mi padre le dijo a Desiderio que había que eliminar a Trujillo porque “muerto el perro se acabó la rabia”, a lo que se opuso Desiderio. Me acuerdo como ahora y solo tenía 9 años, que a la semana de la entrevista llegó a mi casa el carro de Desiderio con once rifles larguísimos y dos ametralladoras que cuando fueron probadas tiraban dos tiros y se trancaban. Como niño consentido llegué a manipular los rifles tirados en el piso, levantaba la palanca, echaba el émbolo hacia atrás, hacia delante, hacia abajo y rastrillaba, por supuesto, estaban sin balas.

Más o menos un mes después, Trujillo manda la guardia a atacar a Desiderio y no lo cogen dormido con sus compañeros porque este tenía un centinela en la barca que cruzaba el río Yaque del Norte, llamado Ramón Antonio Núñez, alias Totín, el cual llegó corriendo, tocó a la puerta y dijo: "General, la guardia está cruzando el río”. Entonces Desiderio se fue a las lomas de Gurabo, a una finca nuestra donde yo nací el 3 de abril de 1922.

A los pocos días Desiderio fue traicionado y muerto el 20 de junio de 1931. A los cuatro días, mi padre, al saber que su familia estaba presa en la fortaleza San Luis de Santiago, conjuntamente con la del general Morillo y otras, se entregó en la sección de Piloto, en la casa de Maximito Peña, donde después de entregar su arma fue asesinado cobardemente con una taza de café en sus manos, el 24 de junio de 1931. Trujillo no le había perdonado lo que dijo en Mao, en la casa de don Agustín Hernández.

Amigo Belliard Sarubbi: Desiderio no se fue al monte desde Montecristi vía Mao, no hubo reunión con Trujillo en Gurabo sino en Mao, y se fue al monte en los últimos días del mes de mayo o en los primeros de junio de 1931 porque Trujillo le echó la guardia atrás, apenas mes y medio después de la reunión-acuerdo en la casa de don Agustín Hernández en Mao.

Una vez más, Trujillo no cumplió su palabra, como lo advirtió mi padre que no era “un guapetón” y tuvimos que aguantar 30 años la tiranía más cruel que recuerde nuestra historia.

Esperando que sea publicada esta aclaración en su prestigioso diario del cual soy suscriptor, quedo de usted,

Muy atentamente,

José Ramón Haddad Pichardo.

(*) José Ramón Haddad era hijo de Salomón Haddad, como se explica en la carta, y de Estaurofina Pichardo, hermano de Milet Haddad. En la actualidad reside en Santiago, con 92 años a cuesta, y hace algunos años poseía una agencia de vehículos en esa ciudad. Esta carta se publicó en el Listín Diario el 25 de diciembre de 1982 y es de suma importancia para comprender los días finales del general Desiderio Arias y su lugarteniente Salomón Haddad. Forma parte del Fondo Bernardo Vega del Archivo General de la Nación. (RDH)

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