lunes, 12 de enero de 2015

De Tierras Cálidas

Por Joaquín Balaguer
La Información, 31 de enero, 1923.

Juan de Jesús Reyes era, hasta ayer, un poeta casi enteramente desconocido. Entregado al culto de la belleza en un medio sin ambiente donde la dignidad artística no tiene otro valor que el de un envidiable privilegio, se nos revela hoy como un poeta de estro fuerte y vigoroso. A primera vista se creería que es este uno de esos liróforos efímeros cuyos versos no son más que el fruto de una momentánea exaltación.

Pero hay en su libro rasgos psicológicos de muy profunda sentimentalidad y de muy noble y peculiarísima belleza para comprender que es este un poeta legítimo que adquiere ahora, al influjo del arte, la significación de una aseada y ejemplar personalidad poética.

Su nota principal es la patriótica y ello es muy natural ya que el subjetivismo lírico ha perdido toda la fuerza de su ritmo en este poema ultrasónico cuya instrucción estética sobrepasa toda posibilidad preceptiva.

En el vaso frágil y delicado de su verso no se escuchan jamás quebraduras de cristales ni en su maravilloso huerto lírico agita sus áureos cascabeles el amor. Solo la flauta mágica del viejoPan, el dios anciano que modula entre las frondas, murmura su tonada pastoril en la sagrada selva de este bardo ultrasensitivo y orgulloso como monarca lírico encelado en el imperio de sus rimas.
El autor de Tierras Cálidas tiene los dolores de la Patria y, a veces, en el corcel alado de su verso, escala las pirámides de la Historia para dialogar con las piedras milenarias donde sudaron sangre de heroísmo los cruzados de la libertad y de las glorias. Y es entonces cuando le hurta la lira a Orfeo para esculpir en el mármol inmortalizador del ritmo el maravilloso poema en que el prodigio y la fuerza musical de las estrofas recorren la escala de la más prodigiosas sonoridades hasta convertir la marcialidad de la trompeta y la dulzura de la flauta en una instrumentación orquestal de maravillosas emotividades rítmicas.

La “Acción de la Barranquita”, de muy alto y elevados tonos, es un monumento histórico. Y no decimos artístico porque la forma en que está escrito se presta poco para un poema épico de tal naturaleza. El fin único del Arte no es el de restaurar el alma al paraíso, sino que como es el espíritu, la esencia inmortal y suprema de las cosas, eleva hasta Dios la “ferocia anima” que dejara el lírico latino.

En virtud de las musas inmortales decir “el hondo y armonioso Ricardo de León dona la cruda condición de los hombres y erigir sobre el marcial estruendo de las batallas, el culto serenísimo y aquietador de la Belleza, y eso es, en síntesis, el poema de la Barranquita: un monumento histórico donde en ofrenda al sacrificio vive entregada al culto del patriotismo el alma inmortal de la República.

Hay también en De Tierras Cálidas versos muy sugerentes y sonetos exquisitos. Y nosotros, que aplaudimos siempre toda belleza en la producción encaminada a prestigiar las infelices letras nacionales, nos congratulamos muy sinceramente con el triunfo literario del autor.

1 comentario:

  1. No más palabras para calificar la grandeza de este sencillo hombre que llenó de orgullo el alma cantora de nuestro Mao Querido. Hoy más que nunca me siento complacido de haber honrado su memoria con un concierto, con motivo del 142 aniversario de su natalicio, en la sala principal del Gran Teatro del Cibao.

    Antonio Mateo Reyes.

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